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Entrevista al traductor brasileño Caetano W. Galindo

Reproducimos aquí parte de la entrevista llevada a cabo por Milena Buarque al profesor, escritor y traductor de literatura Caetano W. Galindo, publicada en ItaúCultura, quien nos comparte lecciones de sus traducciones y comenta ideas sobre el mercado brasileño de traducción literaria.

Sesenta y dos artículos figuran en la sección “Libros traducidos” del sitio web dedicado a la obra profesional de Caetano W. Galindo. Profesor del Departamento de Lingüística, Literatura Clásica y Vernácula de la Universidad Federal de Paraná (UFPR), investigador, escritor y traductor brasileño, Caetano es actualmente uno de los principales nombres de la traducción literaria brasileña. Su traducción al portugués de Ulises, del escritor irlandés James Joyce, recibió los principales premios literarios del país, incluido el Premio Literario 2013, otorgado por la Academia Brasileña de Letras (ABL).

“La traducción de Ulises lo es todo para mí. Me dio proporcionó mi carrera como traductor, mi carrera como investigador en la academia, el puesto que ocupo en el sistema académico aquí en la Universidad Federal de Paraná y, eventualmente, fuera de ella, y me dio un crecimiento enorme como lector, como traductor, como persona. Ella me lo dio todo”, dice recordando el trabajo que inició durante su doctorado en lingüística, hace más de una década.

“Todo lo que leemos nos cambia más o menos, de una forma u otra, y acaba formándonos como lectores. Todo lo que es literario y lo que no es literario.”

En entrevista en el sitio web, Itaú Cultural (IC), Caetano compartió parte de su recorrido en la traducción literaria hasta el momento, y evaluó con optimismo lo que llama la “maduración” del actual mercado de traducción en el país. Además, mencionó la inteligencia artificial como un punto de inflexión.

¿Cómo empezó su carrera como traductor?

Caetano dice que hubo muchos comienzos. Hoy mira hacia atrás y ve que, en varias situaciones, se interesó e involucró en varios proyectos de traducción sin proponérselo. Es licenciado en francés por la Universidad Federal de Paraná. Cuenta que, cierta vez, una maestra retó a sus alumnos a traducir un soneto del poeta Arthur Rimbaud, así que se sentó en su casa e inmediatamente se dio cuenta de lo divertido que era no solo traducir idiomas, sino también encontrar las rimas. Tuvo una gran sensación de lidiar con un rompecabezas. Se sintió muy feliz al elaborar una traducción. En la universidad tenía una amiga que le gustaba mucho el Teatro do Absurdo, pero no sabía inglés. Había leído una obra de Tom Stoppard y pensó que a ella le gustaría leerla, así que creó el pretexto de que quería dársela como regalo de cumpleaños. Este texto, curiosamente, terminó siendo republicado posteriormente en el volumen Rock ‘n’ roll e outras peças, editado por la Companhia das Letras en una versión completamente diferente, sobre todo porque el propio Stoppard ya había cambiado el texto en ese momento.

Así que hubo varias ocasiones en las que se vio involucrado con la traducción, pero esto solo lo tuvo en claro luego de que un colega, Mauricio Mendonça Cardozo, que se formó en traducción y realizó un doctorado en el área de la teoría de la traducción (cuando eso no era muy común), tuvo la idea de crear un área de estudios de traducción en la UFPR. Se graduó junto a Mauricio y luego trabajaron juntos en la universidad como docentes. Ya venían hablando sobre el tema y pensó que sería interesante integrar esta idea de crear un área de traducción. Fue desde esta perspectiva académica, a partir de la traducción de Ulises, que algunos editores empezaron a nombrar su traducción y a invitarlo para hacer una cosa u otra. En 2003, empezó a trabajar como traductor y nunca se detuvo. Fue así como las cosas se concretaron, en base a este incentivo académico, por así decirlo.

La traducción del célebre Ulises, de James Joyce, publicada en 2012 por la Companhia das Letras, le valió a Caetano W. Galindo tres importantes premios: Academia Brasileira de Letras, Associação Paulista de Críticos de Arte (APCA) y Jabuti. ¿Cuáles fueron las mayores alegrías y desafíos de esta traducción?

La traducción de Ulises significó mucho para él. Traducir Ulises es muy difícil, aunque siempre dice que le resultó mucho más fácil que a los traductores de antaño. Con el paso de los años, hubo más críticas disponibles y plataformas online para aclarar sus dudas. Hizo su trabajo en diez años y el desarrollo de esta reseña de Ulises fue exponencial. Hoy en día es mucho más fácil acceder al libro, incluso por el trabajo de los traductores, asevera Caetano.

Hubo más complicaciones y mucho sufrimiento, pero afirma que nunca clasificaría el proceso de esta manera. Según el traductor, el proceso de traducción, seguido de la edición y publicación, y la recepción del libro es una historia de gran satisfacción y placer. Se siente entusiasta respecto a la idea de superar una dificultad. Esto es lo que le hizo ver cuánto estaba destinado a permanecer en la traducción literaria.

Milena Buarque le preguntó si leía antes de traducir el texto, ya que de acuerdo a sus informaciones existen traductores con diversos enfoques: algunos solían leer, pero empezaron a traducir a medida que leían, descubriendo el libro sobre la marcha, a menudo debido a los plazos de entrega o debido a sorpresas en la narrativa, y otros hacen una lectura rápida antes de traducir.

Caetano dijo que, en algunos casos, terminó por traducir libros que ya había leído, releído y repensado, lo que incluso termina siendo para él una de las razones por las que a veces piensa en que no está satisfecho con el resultado de la traducción, pues personalmente prefiere sentarse enfrente a la primera página con la sensación de completo desconocimiento.

Le gusta sentarse en el borde de su asiento y traducir tensamente, interesado en el libro, la lectura y hacia dónde este se dirige. Le gusta la expectativa de traducir inmerso en el ritmo del libro mismo. Le gusta esa sensación de traducir mientras lee, porque lo hace estar más atento, más inteligente, más despierto y le genera un resultado más interesante. Dice que, al revisar una traducción, se reordena las primeras páginas. Pero también es cierto que, con un poco de experiencia como lector y un poco de experiencia como traductor, se puede recalibrar rápidamente la mayoría de los libros. Entonces tampoco le resulta un problema mayor.

¿Qué le enseñaron sus traducciones?

Las traducciones le enseñaron mucho como persona, lector y traductor. Aprendió a traducir literatura de alta calidad y que debe estar a la par de los grandes autores. La traducción literaria es una actividad que debe realizarse en “tiempo libre” por personas que tienen otras actividades que les permitan pagar las cuentas. Sin embargo, esto no es un problema, ya que es profesor universitario y tiene un trabajo estable que le permite cierta flexibilidad en su horario.

“El traductor literario es un coautor, él es el autor de la piel del texto que vas a recibir.”

Además, mencionó que el traductor literario es una especie de coautor, porque escribirá las palabras que la persona leerá. Por lo tanto, cada vez que una persona elogie el estilo de un autor, y está leyendo una traducción, ese estilo ha sido filtrado a través de otra persona. Por otra parte, señala que últimamente se han formado colectivos de traductores para debatir aspectos de la profesión y considera esto positivo, sobre todo en relación al mercado editorial brasileño. Para Caetano, hay muchos cambios positivos, ya que existe una tendencia creciente a dar crédito y resaltar el nombre de la persona que hizo la traducción. También hay un avance respecto a la propia actividad de traducción literaria en Brasil, que se profesionalizó de otra manera. Hoy cuenta con mucha gente capacitada y con una sólida formación en traducción literaria, con gente que ya se ha criado en un mundo donde el bilingüismo literario es mucho más común, frecuente y profundo.

Según el traductor brasileño, hay un universo enorme de personas que también escriben y traducen, de creadores que traducen y de traductores que crean. “Esto generó, y creo que es la generación inmediatamente posterior a la mía, una especie de “edad de oro” de la traducción en Brasil”, afirma. La traducción de subtítulos se encuentra hoy en día en un muy buen nivel. También cree que incluso las redes sociales son determinantes porque permiten a estos profesionales demostrar quiénes son y darse a conocer, generando una especie de fidelización, pues si sigues a una traductora en Instagram, sabes lo que publica, “buscas la marca de esa persona por así decirlo”.

¿En qué medida su actividad como traductor termina influyendo en su escritura literaria?

Para el brasileño la influencia es total, ya que es como si pasaras diez años como mecánico, desarmando motores, reparando motores, volviendo a armar motores, y de repente decidieras diseñar un motor, fabricar un motor, fabricar un coche, diseñar un coche. Entrenaste, aprendiste y en su caso aprendió, según dice, de los mejores. Tradujo literatura muy buena y en demasía. Y traducir literatura significa entender los mecanismos, cavar bajo el capó, lidiar con las partes, tener que reproducir cosas muy delicadas y hacer que sigan funcionando en portugués.

¿Cómo puede la traducción literaria reflejar la identidad cultural de un país? ¿La traducción puede desempeñar un papel importante para promover diversidad cultural?

En palabras de Caetano Galindo, la traducción literaria también es el resultado de la identidad cultural de un país. Las culturas centrales y periféricas, entre comillas en ambos casos, abordan esto de diferentes maneras: traducen más, traducen menos, traducen desde un lugar o de aquel otro. Esto termina afectando en cómo funciona el sistema de la traducción literaria. Y la traducción es quizás el mecanismo más fuerte que tenemos en la literatura, en las artes verbales, ya que promueve la percepción de la diversidad cultural y la penetración en la diversidad cultural de un sistema determinado. Un sistema que, según el traductor brasileño, podría estar aislado, producirse para sí mismo, encerrarse en sí mismo, y de repente se encuentra expuesto a otras maneras de pensar, otras maneras de decir, otros géneros, otros estilos… Cuantas más traducciones, es decir, más versiones de la misma obra traducida, habrá más enfoques diferentes, expandiéndose cada vez más, señala.

¿Qué consejos daría el traductor brasileño, Caetano Galindo, respecto a los traductores principiantes o a quienes buscan iniciarse en la profesión?

Para él, lo primero es estudiar portugués brasileño, pero no en el sentido escolar, sino en el sentido de inmersión total. Leer mucho, leer amplia y variadamente, leer literatura buena y mala, literatura y no literatura, literatura barata y literatura de alto nivel. Ficción, no ficción, todo tipo de textos, de todas las épocas y textos. Leer textos antiguos, textos nuevos, textos que están publicados en libros, textos en internet. Hay que desechar todas y cada una de las nociones de superioridad e inferioridad, de adecuación e insuficiencia, esto se puede, esto no se puede, esto se debe, esto no se debe. La lengua es lo que es, afirma. Y luego sigue: “Este universo es amplio, maravilloso y casi inconcebible en su variedad de formas de expresión divergentes y contrastantes, y es necesario que te encante, que te guste. Es necesario que te guste escribir mal, que te guste escribir bien, que te guste escribir feo, ridículo, elevado, lírico, motivador y repulsivo”. Según Caetano, todas estas cosas deben formar parte de tu repertorio, además de estudiar con gente de la carrera, pues eso es muy valioso: la idea de gremio, de trabajar con alguien que ya trabaja, pedir orientación y mostrar tu trabajo. Pero, por otro lado, su consejo es: ¡No hagas eso! Porque él cree que no es un buen momento para iniciarse en la profesión de la traducción literaria. La traducción literaria, salvo en algunas excepciones, nunca ha sido una carrera. Es una actividad que, según su punto de vista, puede generar algunos ingresos y algún tipo de crecimiento en la vida; sin embargo, puede convertirte en escritor, te ayuda a preparar manuscritos o incluso trabajar en una editorial, pero es muy difícil pensar en la traducción literaria como una carrera, ya que no proporciona suficiente dinero para pagar las cuentas. Además, es una actividad lenta, costosa, dolorosa y físicamente intensa, asevera.

Hoy en día, todos trabajan como proveedores de servicios, entonces no hay vacaciones, no hay aguinaldo, no hay nada, afirma. Otro inconveniente que nombra es que, en la actualidad, quizás estemos en un punto de inflexión muy complicado en la historia de las carreras con esta sombra, un tanto siniestra, de la entrada de los modelos de traducción que utilizan inteligencia artificial. Y termina la entrevista con este mensaje: “Piénsalo, mantén los planes B, C y D al día. Si te ha picado el gusanillo de la traducción literaria, gradúate, trabaja, sigue adelante, pero probablemente no sea la mejor idea pensar en ello como una carrera que te guiará, guiará tu vida y pagará las cuentas de ahora en adelante.”

Foto Divulgação

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